Y ordenamos al hombre tratar bien a sus padres.

Y ordenamos al hombre tratar bien a sus padres. Su madre lo lleva en su vientre con fatiga y lo da a luz con fatiga; y la gestación y la lactancia duran unos treinta meses[1]. Y cuando el hijo alcanza la madurez y llega a los cuarenta años (debería) suplicar (a Al-lah) diciendo: «¡Señor!, haz que sepa serte agradecido por el favor que nos has concedido a mis padres y a mí; haz que actúe con rectitud para que estés complacido conmigo y haz que mi descendencia sea justa y recta. A Ti me vuelvo en arrepentimiento y soy de quienes se someten a Tu voluntad».