Después, Al-lah hizo que el sosiego descendiera sobre Su Mensajero y sobre los creyentes y envió soldados que no podían ver (ángeles), y castigó a quienes rechazaban la verdad. Tal fue la recompensa de quienes se negaban a creer.
¡Oh, creyentes!, los idólatras son impuros [1] ; no permitan que se acerquen, pues, a la Mezquita Sagrada a partir de este año [2]. Si temen la pobreza (por no comerciar con ellos, sepan que) Al-lah los enriquecerá con Su favor, si así lo desea. Ciertamente, Al-lah es Omnisciente y Sabio.
1- La impureza a la que se refiere la aleya es espiritual debido a su idolatría. 2- El noveno tras la Hégira.
Combatan a quienes no creen en Al-lah ni en el Día de la Resurrección, no respetan lo que Al-lah y Su Mensajero han prohibido y no siguen la religión verdadera (del Islam) de entre los judíos y cristianos (que los agredieron) hasta que paguen el impuesto de la yizia [1] de propia mano y con humildad.
1- La yizia o jiziah es un impuesto que los cristianos o judíos que no quieran abrazar el Islam deben pagar si viven en un Estado islámico. Este impuesto, que es un poco inferior al azaque que tienen que pagar los musulmanes, les garantiza protección y libertad de culto, mientras que quedan exentos de la obligación de luchar; además, están dispensados de pagarlo las mujeres, los niños, los ancianos, los enfermos o inválidos, los sacerdotes y los monjes.
Los judíos dicen que Usair [1] es el hijo de Dios (o hijo de Al-lah), mientras que los cristianos dicen que el Mesías es el hijo de Dios (o hijo de Al-lah). Tales son las palabras que salen de sus bocas imitando lo que decían quienes rechazaron anteriormente la verdad. ¡Que Al-lah los destruya y los expulse de Su misericordia! ¡Qué desviados están de la verdad!
1- Ver la nota de pie de la aleya 259 de la sura 2.
Han tomado a sus rabinos y monjes por sus señores [1] en vez de a Al-lah, así como a Jesús, hijo de María. Sin embargo, (en sus Escrituras) se les ordenó adorar solamente a una divinidad (Al-lah). No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él. ¡Glorificado sea! Está muy por encima de compartir la divinidad con nadie.
1- El hecho de obedecer a quienes prohíben lo que Al-lah hace lícito o permiten lo que Él ha prohibido (como hacen muchos rabinos y monjes) es una forma de adorarlos.Solamente hay un Señor que merece ser adorado, y ese es Al-lah, el Altísimo.
Pretenden extinguir la luz de Al-lah (Su religión) con sus palabras (y mentiras), pero Al-lah no lo permitirá y hará que resplandezca (haciendo que Su religión se extienda), aunque quienes rechazan la verdad lo detesten.
Él es Quien ha enviado a Su Mensajero (Muhammad) con la guía (del Corán) y con la religión verdadera para que esta prevalezca sobre todas las religiones, aunque los idólatras lo detesten.