تَبَّتۡ يَدَآ أَبِي لَهَبٖ وَتَبَّ
¡Que sean destruidas las manos de Abu Lahab!, ¡que él sea destruido![1]
1- Cuando el Profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— convocó a los habitantes de La Meca para anunciarles que había sido escogido por Al-lah como Profeta, su tío Abu Lahab —acérrimo enemigo del Islam— le dijo: “¡Que seas destruido!, para esto nos has llamado”. Al-lah le responde en esta aleya con las mismas palabras, diciendo que sea él el destruido por sus acciones contra el Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— y por su oposición a la verdad.
مَآ أَغۡنَىٰ عَنۡهُ مَالُهُۥ وَمَا كَسَبَ
De nada le servirán sus riquezas y sus hijos.
سَيَصۡلَىٰ نَارٗا ذَاتَ لَهَبٖ
Entrará en el fuego llameante (del Infierno).
وَٱمۡرَأَتُهُۥ حَمَّالَةَ ٱلۡحَطَبِ
Y su esposa, que portaba espinas[1] (para depositarlas en el camino del Profeta con el fin de herirlo),
1- Otra posible interpretación es que entrará con su esposo en el Infierno por apoyarlo en su idolatría y por intentar dañar al Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— y allí cargará con leña que arrojará sobre su marido; pues, del mismo modo que en la vida terrenal lo ayudaba apoyando sus acciones, en el Infierno ayudará también a infligirle su castigo.
فِي جِيدِهَا حَبۡلٞ مِّن مَّسَدِۭ
tendrá (en el Infierno) alrededor de su cuello una soga hecha con fibras de hojas de palmera.